Mi nombre es Leiber Luis Romero, tengo 23 años y soy guía turístico, montañista, humorista de corazón y gamer durante la pandemia.

Considero que nuestro país tiene todo lo necesario para convertirse en uno de los destinos más visitados a nivel mundial, pero creo que debemos mejorar mucho como comunidad, y sobre todo al momento de prestar el servicio, ya que pensamos mucho en cuánto dinero vamos a ganar, y dejamos a un lado el hecho que a través de un viaje podemos cambiarle la vida a una persona.

De esta forma percibo al turismo, es un medio a través del cual podemos crear recuerdos que duran para toda la vida. Nuestras playas son únicas, nuestra gran sabana es la más antigua del planeta y por supuesto nuestros Andes son maravillosos. Creo que, si aprovechamos todo lo que nos aporta algo bueno, podemos lograr el país que tanto deseamos.

Anécdotas del camino

Llevo cinco años recorriendo Venezuela, y la verdad es que me siento afortunado de haberme cruzado con tantas personas increíbles. Podría pasar un día entero echando cuentos sobre cómo ha sido cada viaje que he realizado, y las personas que me han marcado a lo largo del camino.

Diciembre del 2016, mi segundo viaje al Roraima. Me encontraba guiando a una pareja hasta el tope de la montaña. El ascenso hasta ese momento había estado lleno de risas y chistes. Cuando llegamos a la cima, comenzó a caer un palo de agua, y nos tocó sentarnos debajo de una piedra. De repente, una de los turistas que estaban con nosotros comenzó a temblar, y mientras buscaban a su guía, yo me ofrecí a cuidarla con la condición de que se llevaran a mis dos turistas hasta un campamento cercano.

Todos se fueron, el aguacero empeoró y a la señora le dio un ataque de hipotermia. Tuve que quitarle la ropa y darle calor corporal. Yo tenía tan solo 19 años y me tocó enfrentarme a esta difícil tarea, pero me armé de valentía y seguí cuidándola hasta que se hizo oscuro, allí llegó la ansiedad. Habían pasado 3 horas y nadie aparecía, yo me decía a mí mismo: “Esto es el karma”, porque la primera vez que había ido al Roraima Tepuy había dicho que no volvía más. Así fue como decidí pedirle disculpas a la montaña a ver si la situación mejoraba.

Acto seguido, armé una carpa, metí a la señora dentro, y al poco tiempo aparecieron dos colegas que nos llevaron hasta el campamento. Creo que la montaña sí me escuchó. Quién diría que después de haber dicho que no volvería nunca jamás al Roraima, me ha tocado volver tantas veces.

Transformación.

Creo que desde hace años los venezolanos hemos aprendido a reinventarnos, si no lo hacemos nos quedamos atrás. Recuerdo que cuando empecé la universidad yo era guía de sol y playa, pero luego me tocó comenzar a amar la montaña. Fui parte de un proyecto llamado Kiawok. Con ellos visité La Gran Sabana, Los Andes, e incluso retomé los viajes a la playa. De aquí nació un proyecto que inició mi compañero Anyelo Torres en conjunto con mi querido amigo Juan tasco, llamado Arepa Trekking. Y obviamente, entre tanto viaje y viaje, me ha tocado hasta reinventarme con los chistes para mantener entretenidos a los turistas.

La cuarentena no ha sido impedimento para explotar nuestra creatividad y es por eso que junto con mi pareja estamos dándonos a conocer en el mundo de los insumos médicos. Por ahora es algo pequeño, pero esperamos poder seguir creciendo en beneficio propio y de los que colaboran con nosotros.

Atrévanse

Solo me queda por decirles que no esperen que otros cumplan sus sueños por ustedes, apenas acabe este virus, aprendan a nadar, a armar una carpa, salten a un rio, vayan y conozcan nuestro país, conozcan el mundo, conózcanse ustedes mismos, sean felices y sean responsables, al final de nuestra vida lo único que nos queda son los recuerdos.

Se los digo yo, que una vez dije que no volvería a Roraima y meses después la convertí en mi segunda casa, que le tenía miedo a las alturas y ahora hago rutas en Mérida, que lloraba cuando no tenía a mi mamá a mi lado y ahora viajo semanalmente, el que vivía y moría por una tablet pero ahora solo sueño con dormir en una carpa mirando las estrellas.