María Boscán, Médico cirujano, 30 años de edad.

El sector salud en Venezuela se encuentra extremadamente afectado por la gran crisis que rodea al país. Las morgues de la mayoría de los hospitales públicos de Venezuela están abarrotados de cadáveres de personas cuyas familias no cuentan con el dinero suficiente para poder trasladarlos y enterrarlos, ni siquiera en una fosa común. De llegar a haber un brote excesivo de la epidemia en el país, no sé cómo podríamos manejarlo porque nuestro sistema de salud no está preparado para hacer frente a una crisis de tal magnitud. Trabajo en un consultorio dermatológico y estético, y desde que comenzó la cuarentena tuve que paralizar completamente mi trabajo puesto que son muy pocas los casos de emergencias de salud que se presentan en esta rama de la medicina.

Tengo una hija de 9 años de edad y ha sido muy frustrante para mí tomar las riendas de su educación desde casa; he podido dedicarle mucho tiempo a esto, así que creo que ahora tengo más paciencia para manejar los momentos en los que ella se distrae. Para ella también ha sido algo difícil de manejar porque quiere ir al colegio, jugar con sus amigas, visitar a sus abuelas, ya sabrás, cosas normales de niños.

En otras palabras, también quisiera contarles que mi papá siempre fue un hombre muy activo, que lamentablemente tuvo que dejar de trabajar también debido a la cuarentena; él tenía un taller de carros, y un día unos ladrones entraron a su taller y le robaron la mayoría de sus herramientas. A raíz de esto, entró en un cuadro de depresión que lo llevó a estar en cama, lo cual lo condujo a fallecer hace menos de un mes. Mi familia paterna es muy grande, mi papá tiene muchos primos que son como sus hermanos, y ninguno pudo despedirse de él. Sólo seis personas pudimos entrar al cementerio a darle un último adiós; creo que de no haber existido la situación de la cuarentena, sumado a la escasez de gasolina, ese momento hubiera sido muy distinto, y quizás nos hubiéramos sentido más acompañados.

Antes de la cuarentena, me sentía muy desequilibrada por la precaria situación del país, puesto, y ahora que todo el mundo entero se encuentra en esta situación, me doy cuenta de que todo sucede por una razón, que la vida es un ciclo. Aunque soy médico, también vendo tortas y pan que horneo yo misma, e incluso mi hija, que es estudiante, comenzó a hacer pulseras hechas a mano para venderlas. Me he refugiado en Dios para armarme de paciencia; hay muchas personas en Venezuela que están en una situación mucho peor que la mía, y que no pueden darle comida a sus hijos, sé lo difícil que eso puede ser, pero a ellos les digo que ante toda situación, debemos ser capaces de reinventarnos.

Fotografía por: Ivanna Mia Márquez.