Beatriz Borges, Directora Ejecutiva del Centro de Paz y Justicia (Cepaz), una organización de derechos humanos de Venezuela, ha estado presente en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y en la Comisión Inter-Americana de Derechos Humanos en el último mes, haciendo activismo para una respuesta internacional más contundente para resolver las crisis que hoy vivimos en el país. Hearts On Venezuela tuvo la oportunidad de entrevistarla para entender con mayor profundidad el por qué es importante ejercer presión ante estas instancias, qué esperanzas podemos tener sobre los mecanismos que se pueden activar al nivel internacional, y que se viene tras un mes muy movido para Venezuela en los sistemas de protección internacional de derechos humanos.

La situación venezolana ocupa espacios en las agendas prioritarias de instancias como las Naciones Unidas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. ¿Cómo ha sido el trabajo de las organizaciones de derechos humanos venezolanas al nivel internacional?

Desde hace años, las organizaciones de la sociedad civil venezolanas trabajamos para hacer incidencia ante instancias internacionales de protección de derechos humanos. Lo hemos hecho en espacios como el Examen Periódico Universal, hemos litigado ante el sistema interamericano para lograr medidas cautelares, y trabajamos con procedimientos especiales de la ONU, entre otras instancias.

Con el agravamiento de la crisis vimos la importancia de activar los mecanismos de respuesta internacional apropiados a la crisis múltiples dimensiones. En Venezuela tenemos crisis que entran dentro del marco de derecho internacional humanitario, derecho internacional de refugiados, derecho internacional de derechos humanos y derecho penal internacional. Es decir, debemos desarrollar mecanismos simultáneos de respuesta mediante distintos marcos internacionales para abordar las distintas aristas de la crisis venezolana.

En ese sentido, parte de lo que caracteriza a los sistemas internacionales es que, para que ellos se activen, tú tienes que acudir a ellos y dar información. En recientes años, tuvimos una etapa de trabajo intenso en la documentación ya que en Venezuela no ha data oficial ni indicadores de la crisis, no se garantiza el acceso a la información pública, razón por la cual, nos tocó documentar las distintas fases de la crisis, para mostrar las dimensiones de la emergencia humanitaria compleja,  la violación sistemática de derechos humanos, e incluso para visibilizar la situación de los refugiados e inmigrantes que fue lo que llamo mas la respuesta regional porque la prueba de la crisis le llegó a las puertas de nuestros vecinos.

Llegamos a un punto, este año 2019, donde se publicaron informes sobre la situación venezolana tanto en el sistema interamericano como desde la Oficina de la Alta Comisionada. Este avance fue producto de años de documentación y denuncia, así como la interlocución  y trabajo con un equipo técnico de las oficinas de estos organismos internacionales, y por supuesto, lo más importante, el esfuerzo de las víctimas y sus familiares en dar sus testimonios. Así llegamos aquí, a este momento, donde nadie puede decir que no se sabe lo que pasa en Venezuela.

¿Cuál ha sido la estrategia del movimiento venezolano de derechos humanos, y específicamente del Centro de Paz y Justicia, ante estas instancias?

La estrategia que hemos desarrollado, y que específicamente he intentado posicionar en mi acción internacional fuera de Venezuela, tiene que ver con esta insistencia desde la sociedad civil a que se de una respuesta internacional combinada y comprensiva que integre estas distintas aristas, especialmente las que tienen que ver con la emergencia humanitaria, la crisis de derechos humanos, la movilidad humana y la crisis política. Pero que además sea de forma simultánea, ya que todas las situaciones llegaron a un nivel de gravedad que su atención es urgente y que cada arista debe ir avanzando con los mecanismos internacionales de respuesta que le corresponden de forma simultánea. No es que tienes que esperar que se resuelva una crisis para atender la otra, deben activarse de forma comprensiva, coherente, coordinada, para dar una respuesta efectiva a Venezuela.

De allí que, en el caso de la oficina de la Alta Comisionada y su informe, hay que destacar el esfuerzo de las organizaciones que están trabajando por Venezuela, desde dentro y fuera del país, para así ser puentes entre las organizaciones locales e internacionales, que también están incluyendo fuertemente el tema de Venezuela en sus agendas de trabajo internacional. De esta manera se hace posible que trabajemos juntos para formar coaliciones por los derechos humanos, la crisis humanitaria, y la crisis política en diferentes espacios. Sobre todo con las crisis de derechos humanos y la emergencia humanitaria, hemos logrado obtener la atención de organizaciones internacionales, y es allí donde ha sido clave el darle información, contarles los que hemos vivido, incluirlos en nuestras luchas para que todos hagamos más fuerza y tengamos más impacto en generar esta respuesta internacional de Venezuela.

¿Cómo se ha avanzado en el activismo dentro de los distintos ámbitos?

En la crisis humanitaria, ha sido un trabajo bastante fuerte, y hoy tenemos un plan de respuesta humanitaria donde hemos sido contundentes en declarar que este no tiene ni las dimensiones que requiere ni hay una apertura del espacio humanitario a pesar de que existe este plan. Seguimos trabajando para que esto cambie y mejore, buscando aliviar el sufrimiento de los venezolanos. Aunque efectivamente se haya logrado que un reconocimiento de parte de las Naciones Unidas sobre la emergencia humanitaria, donde hay más de 7 millones de personas en necesidad de asistencia, y aunque hay un plan de respuesta humanitaria, sigue habiendo un alcance muy limitado de la respuesta.

En el tema de migración y refugio, hay un reto importante en términos de entender la caracterización de la crisis de la movilidad humana en Venezuela donde la mayoría de los venezolanos requieren protección internacional y tienen la caracterización de ser refugiadas y no migrantes económicos. Por ende, los Estados tienen que dar protección y soluciones duraderas. Eso sería la acción coherente para una situación de movilidad humana de refugiados.

Luego está el tema de derechos humanos, que es clave en términos de justicia y recuperación de la democracia. Por eso estamos viviendo la creación de una Misión de Determinación de los Hecho en Venezuela, y posiblemente en el futuro una Comisión de Investigación si el gobierno de Maduro no colabora con la Misión, que promueve que haya un conocimiento sobre los hechos entre los Estados y que, como consecuencia de la información que la Misión recoja en este momento crítico, se use para reaccionar de manera efectiva a la crisis de derechos humanos.

La sociedad civil está articulada, organizada, pensando estratégicamente, y sumando voluntades para esta respuesta comprensiva, coordinada y efectiva a la crisis venezolana. A quienes nos ha tocado realizar estas acciones internacionales sobre Venezuela, hemos logrado llevar una agenda constante sin nunca olvidarnos de seguir trabajando con nuestros pares y directamente en Venezuela. La incidencia internacional debe ser una agenda permanente de trabajo, no algo esporádico ni coyuntural sino estratégica.

En el caso de Cepaz, por ejemplo, hicimos un comunicado a principios de año donde dijimos que el trabajo internacional y el rol de los organismos internacionales es fundamental, decidiendo dirigir nuestros esfuerzos hacia esos espacios. Esta labor la hacemos de forma coordinada con otras organizaciones que han decidido llevar esta misma línea de acción. Hoy día, también lo hacemos en conjunto con organizaciones internacionales con quienes hemos desarrollados relaciones de confianza, fraternidad, y solidaridad para que sigan trabajando conjuntamente con nosotros sobre las crisis.

Venezuela es muy sonado en la comunidad internacional. ¿Ya llegamos a todos los espacios que teníamos que ocupar en las Naciones Unidas?

El trabajo comprensivo para abordar las distintas aristas de la crisis venezolana tiene que ver con dos cosas. Primero, debemos entender que las Naciones Unidas es un organismo clave, sobre todo porque han podido entrar a Venezuela y estar en el terreno. Segundo, debemos hacer incidencia en otros organismos internacionales, más allá de los sistemas de protección de derechos humanos, como el Consejo de Seguridad, la Asamblea General de las Naciones Unidas, y la Oficina del Secretario General de las Naciones Unidas. Sobre todo porque en esos espacios hay temas donde Venezuela se refleja y no estamos en la agenda. Por ejemplo, allí se abordan los temas de la crisis de seguridad, el impacto en la región por la cantidad de refugiados y migrantes saliendo de Venezuela, los grupos armados, y la necesidad de dar respuesta a la crisis. Hemos planteado la necesidad de una asistencia técnica como mecanismo para responder a las crisis venezolanas y la estrategia es involucrar a estos organismos de las Naciones Unidas que, hasta los momentos, están al tanto sobre la situación de Venezuela pero no han respondido efectivamente.

¿Cómo pinta el próximo año en cuanto al activismo de derechos humanos de organizaciones venezolanas en instancias internacionales?

2020 será muy importante para la agenda del Consejo de Derechos Humanos sobre Venezuela. Con la aprobación de las dos recientes resoluciones se abre un camino y una agenda que como defensores y defensoras de los Derechos Humanos debemos incorporar a nuestra estrategia de acción. Igualmente, en el Sistema Interamericano se abre un espacio importante de seguimiento y monitoreo que sera complementario a los mecanismos activados en Naciones Unidas. Tenemos un camino abierto y de apoyo en el ámbito internacional que debemos aprovechar.

Todo el trabajo de incidencia internacional ha tomado tiempo y aunque no pareciera ir a la misma rapidez del agravamiento de la crisis, haber logrado la activación de estos mecanismos es un importante avance y una respuesta clara a las víctimas de violaciones de derechos humanos en Venezuela. Es un trabajo de todos, apropiarnos de estos mecanismos, seguir el trabajo de documentación y denuncia y que se generen las respuestas adecuadas. Debemos estar allí. Estos mecanismos suman pasos para lograr justicia, y la justicia, la verdad y la reparación serán sin duda la mejor respuesta a tantos años de violaciones a los derechos e impunidad en nuestro país.